Pues voy a aparcar el colegio, el salto de la alarma de ambos edificios, los cuestionarios de Google forms, las dudas sobre los boletines, web familia y, cómo no, las tareas de mis hijos.
Y voy a emplear dos minutos para hablar como maestra.
Como docente que no entiende a las personas enfadadas con el mundo en general, y con los maestros y maestras en particular.
Hablo como maestra de la escuela pública que no entiende que siga habiendo ganas de bronca por todo, a pesar de que lo único que debería preocuparnos es unirnos, en todos los sentidos, para salir de ésta lo mejor parados posible.
Y sin embargo, hay quien incendia las redes con descalificaciones, ironías y comentarios feos.
¿En serio? ¿En serio nos va a funcionar cabrearnos con todo el mundo y echar pestes todo el rato de todo y de todos?
Invito a quien cree tener la solución para todo esto a que coja la batuta y se ponga a dirigirnos a todos los centros educativos y a todas las familias. Nos haría un favor. De verdad.
Al hilo de este tuit del (para mí) gran Toni Solano (director del IES Bovalar de Castellón): "No vais a salvar el mundo por acabar el temario. Acabaréis convertidos en caros profesores de academia para unos pocos. No hay un ápice de normalidad en toda esta situación. Seguir como si nada es quitarnos el valor que siempre reivindicamos como maestros. No dejéis a nadie atrás.", yo he escrito esto: "No agrandemos más la brecha. Acompañemos. Porque ni la situación es normal ni estábamos preparados para este "telecaos". No es que no queramos trabajar, que ya hay quien así lo habla por redes. Es que no queremos fomentar aún más las desigualdades. No es fácil."
A ver si, al fin, se entiende que los docentes no somos unos frescos que estamos aprovechando este periodo para estar de vacaciones.
Los docentes, o al menos todos los que conozco, y son muchos, estamos dejándonos los cuernos para intentar llegar a todo el alumnado, no solo preparando tareas para que sigan en contacto con lo aprendido, sino manteniendo el contacto con cada familia para evitar angustias, crisis y agrandar la maldita brecha.
Pero que hablemos parece que no sirve de nada.
Así que de corazón digo que quien de verdad crea saber hacerlo mucho mejor, que coja la batuta. Estaremos encantados de que alguien nos diga que haciéndolo "así" ningún alumno y alumna, ninguna familia, van a sufrir en todo este caos.
Porque no queremos vacaciones ampliadas, no.
Queremos lo que quiere todo el mundo: que esto acabe pronto, y acabe bien.
Queremos volver al colegio.
Queremos volver al tú a tú, al riguroso directo.
Y no sentir que, justo por estar programando tareas, estamos haciendo que haya familias sientiéndose mal por no llegar a todo.
Queremos tener la varita mágica que nos permite una solución para cada caso sin dejarnos a nadie por el camino.
Queremos poder estar al lado de cada alumna y alumno, pero de verdad, físicamente, para poder saber qué necesitan con solo mirarlos.
Esta situación es, perdón por lo soez, una mierda.
Y que a estas alturas no seamos capaces de dejar a un lado la necesidad de criticar y descalificar por qué sí y a toda mecha, también lo es.
A los adultos también nos hacen falta tareas escolares. Pero de otro tipo.
A los adultos nos está haciendo falta urgentemente un curso acelerado de empatía, comprensión y adaptación, y también de cómo volver a ser niños y niñas.
Porque yo, que convivo con dos, aún no los he oído buscar culpables de esta situación en ningún momento.
Que igual es que el día ha salido gris y yo me he levantado con el ánimo del mismo color. Pero vamos, que esto ya lo pensaba ayer. Y anteayer.
Queridos adultos del mundo: SEAMOS MÁS NIÑOS.
Noni Medina Borrás