Eso es.
Detecto a partes iguales ilusión y miedo ante un cambio en el sistema educativo.
La ilusión es fácil de detectar porque se ve en el brillo de la mirada.
Cuando conectas con alguien con quien compartes manera de pensar, hay una chispa que se enciende sola. Y ese momento es emocionante. Llamadme moñas, pero para mí lo es. Encontrar a una persona en tu entorno profesional con tus mismas ilusiones, con las mismas ganas de atreverse a cambiar lo establecido, con el sueño de romper con las metodologías anquilosadas, sin ansias de ningún tipo ni más ambición que la de hacer las cosas bien para seguir creciendo personalmente... Es un regalo.
Pero igual que se detecta la ilusión, se ve venir de lejos el miedo. Y si no el miedo, aun peor, la comodidad, el amor por lo rutinario, la soberbia del no querer probar algo nuevo porque "esto me lleva funcionando así toda la vida y seguro que es mejor que las moderneces que nos quieren vender".
Si la humanidad siempre hubiera tenido ese pensamiento de no probar o no intentar por miedo a lo desconocido, seguiríamos viviendo en cuevas y comiendo carne y bayas crudas por no tener fuego con que cocinarlas, las mujeres no llevaríamos pantalones pero sí corsé (y no sólo de tela), y la gente de bonita piel color chocolate seguiría sirviendo a los de piel de color más claro porque en algún momento de la historia nos creímos superiores.
En educación pasa como en la vida. Porque la educación es vida, es base, es cambio, es movimiento. Si me quedo quieto mientras el mundo gira, las sinergias acaban chocando, yo contra el mundo, y el choque resulta en fracaso.
Innovar no es ofender, como lo de preguntar. Innovar es progresar. Innovar es caerse porque no funciona, reconocerlo, levantarse del batacazo y seguir dándole vueltas hasta que sale. Innovar es aceptar que se puede enseñar desde el asombro, que los niños tienen mucho que aportarnos a nosotros sin que eso signifique que los límites no existan. Que llegados a este punto, hay quien se marea y te imagina en clase, disfrazado de Fraggle Rock y permitiendo que cada uno haga lo que le salga de la oreja, mientras tú animas y sonríes mientras pintas una pancarta que dice "Viva la anarquía".
Pues no. Innovar es aceptar que se aprende más y mejor cuando hay ilusión de por medio, cuando los negativos no caben en la clase porque aprender desde la amenaza es aprender para olvidar, cuando se da voz al pensamiento y la emoción de un pequeño porque aprender desde ese lado les hace conectar de verdad y aprender de corazón, que no de memoria. Innovar es conseguir que quieran saberse las tablas de multiplicar, porque es divertido poder calcular cuántas galletas hay en la despensa de casa, porque sé multiplicar cajas por galletas y no he de contar una a una, o saber cuántos globos de cada color hay en una fiesta de cumpleaños y cuántos quedarán cuando explotemos algunos. Innovar es lograr que sepan identificar elementos del paisaje de interior y de costa, no porque aprendan las definiciones como loros, sino porque van de excursión y lo ven in situ, porque la excursión la haces tú y les muestras vídeos donde les explicas, porque de manera voluntaria hacen maquetas que sus compañeros pueden tocar y con las que perciben esos elementos del paisaje en tres dimensiones.
INNOVAR ES ACEPTAR QUE NUESTROS HIJOS Y ALUMNOS ESTÁN PREPARADOS PARA SEGUIR APRENDIENDO AUNQUE NO HAGAN UN CARRO DE DEBERES CADA DÍA.
INNOVAR ES ACEPTAR QUE NUESTROS HIJOS Y ALUMNOS ALCANZARÁN LOS OBJETIVOS DEL NUEVO CURSO SI SE RESPETAN SUS RITMOS Y LA HETEROGENEIDAD SE VE COMO UN ASPECTO POSITIVO Y NO COMO UNA AMENAZA.
Innovar es estar a su lado y entender que, si no creemos en ellos y en sus capacidades de manera sincera, sin que eso signifique que tengan que sacar determinada nota, no llegarán al máximo de sus posibilidades. Que por cierto... son diferentes en cada niño y niña, como diferentes son sus huellas dactilares, sus sueños y sus circunstancias.
INNOVAR ES... VIVIR CON ILUSIÓN, A PESAR DEL MIEDO.
¿Te atreves?😉
Noni Medina Ibáñez.
Maestra de inglés y primaria.